Cafés-concierto, cine con varietés, cabarés, casi todos de las barracas del Paralelo

El Cadillac de la familia, conducido por un cochero de librea, se dejaba ver con frecuencia en la puerta de los restaurantes más selectos, como el Justin o el Maison Doreé

...el triste espectáculo de las densas columnas de humo que se alzaban sobre aquel edificio será de imperecedera memoria para la generación actual

El martes llevé a su padre al convento de las Jerónimas, en la calle de San Antonio. Cuando conseguí regresar , caminando, puesto que los tranvías no circulaban, el fuego lo estaba devorando.

Estoy en Nesso, un pueblito diminuto a orillas del lago de Como, a unos tres cuartos de hora de navegación desde Varenna.

Le asignaron una habitación con vistas a la calle Pintor Fortuny. —¡Estupendo! —se congratuló, nada más entrar, apartando las cortinas de la ventana—, ¡esta noche alternaré con los fantasmas de las cajeras de El Siglo! Por lo visto, eran guapísimas

Además de un gentío que no bajaría de cincuenta mil personas, al poco de iniciarse el incendio acudieron algunos miembros de la familia propietaria de El Siglo, don Eduardo y don Javier Conde

Grandes Almacenes El Siglo: Publicidad

...justo antes de pasar a la sección de moda femenina para asistir a la última prueba del traje de banquete que tenía encargado

Le pregunté si en el incendio había muerto mucha gente. —Nadie, que yo sepa —explicó—. Más bien murió un sueño colectivo. Era un lugar mítico.

Era de esos hombres que con chaqué y sombrero de copa parecían siempre disfrazados

Su eterno descanso es el más concurrido del Cementiri de l’Est, el más antiguo de toda Barcelona

"He pensado en encargar a algún artista de renombre una escultura de mármol con que coronar el panteón familiar. Me gustaría que fuera un ángel. Últimamente están muy de moda."

Los bomberos comenzaron con toda rapidez el montaje de máquinas y mangueras

En la parte alta de la Rambla de Canaletas se había instalado un vendedor de melones.

la fachada del palacio de los Samà —en cuyo interior, decían, se escondían estancias de lujo oriental...

Me di cuenta nada más verle bajar del tren, a las nueve y cinco en punto, en el Apeadero del Paseo de Gracia

¡Si Llimona los esculpe en piedra de Montjuïch yo me comprometo a colocarlos en la Plaza Cataluña! —Desde luego, estarían allí mejor que todas esas palmeritas enanas que nos ha plantado usted, don Domingo —terció Salvador de Samà, que además de rico, marqués, diputado y exalcalde era aspirante a la alcaldía.

Francisco Canals toma un par de sorbos, deja el vaso sobre la mesa. "Los muertos son los invisibles, pero no los ausentes", dice.

El uniforme azul oscuro, el delantal blanquísimo, la cofia almidonada, los zapatos lustrosos y una medalla de oro de la Virgen de Montserrat que la señora le había regalado por su cumpleaños. Así arreglada, ponía al niño en su carrito y salían de paseo

1887

Un edificio rematado con tejados puntiagudos, que recordaba a un castillo de cuento, les dio la bienvenida al Paseo de Gracia. La avenida era tal vez la mayor conquista de las clases acomodadas de la ciudad. Amplia como sus ambiciones y opulenta como sus sueños, se mostraba al mundo con esplendores de escaparate.

Los Grandes Almacenes El Siglo se quemaron en 1932, el día de Navidad

Nuestra casa es un pequeño remanso de paz con vistas a uno de los parajes más idílicos del mundo

El Siglo era, sin duda, el primer comercio de Barcelona y de profunda raigambre ciudadana; pero ha sido preciso que la catástrofe se produjera para que los barceloneses comprendiéramos cuánto amor sentíamos por él y cómo considerábamos algo nuestro aquel bazar lujoso, magnifico y moderno, el primero en toda la península y, sin hipérbole, de los mejores del mundo.